¿Qué son las curvas de nivel y cómo se miden?

Las curvas de nivel son líneas imaginarias, también conocidas como isopletas, que conectan zonas con la misma altitud en mapas o cartas topográficas para representar el relieve y las altitudes de una determinada región del espacio. Son fundamentales para comprender la topografía de una zona, ya que permiten visualizar la variación de altitud en un terreno sin necesidad de estar físicamente presente.

Estas curvas son especialmente útiles en ámbitos como la cartografía, la geografía, la ingeniería civil y el urbanismo, entre otros. Gracias a estas líneas, por ejemplo, los ingenieros pueden distinguir en los dibujos si están ante montañas, llanuras o valles, zonas escarpadas o tierras bajas, además de ayudar en la planificación de la construcción de carreteras y ferrocarriles y en la determinación de rutas eficientes.

En un mapa o carta topográfica, cuanto más cerca estén las líneas de estas curvas, mayor será la pendiente del terreno. En cambio, las curvas más alejadas representan un relieve más suave. Los números, por su parte, indican niveles altimétricos o altitudes. El patrón en "V" indica la existencia de un valle, pero si hay una línea que cruza esta "V", hay un curso de agua presente.

Tipos de curvas de nivel

Curva maestra

Son curvas continuas y más gruesas que las demás, normalmente colocadas cada cinco curvas.

Curva principal o estándar

Son curvas continuas y un poco más finas que las curvas maestras.

Curvas intermedias

Se trata de curvas no continuas que indican elevaciones intermedias entre las curvas maestra y estándar.

Cómo se miden las curvas de nivel

La medición y representación de curvas se puede realizar por diferentes métodos, dependiendo de la precisión requerida y de los recursos disponibles, como se cita en el Catálogo de Metadatos de la Agencia Nacional de Aguas (ANA) y en estudios como el publicado en la Revista Brasileña de Ingeniería Civil sobre "Aplicación de Curvas de Nivel en Proyectos de Infraestructura", de Maria Fernanda Costa. Los métodos más comunes son:

Encuesta sobre el terreno

Utilizando herramientas como teodolitos y niveles ópticos, los topógrafos miden directamente la elevación de un lugar. Este método es preciso, pero puede llevar mucho tiempo y ser costoso en zonas extensas.

Fotogrametría aérea

Utiliza fotografías aéreas para medir y registrar datos topográficos. Estas imágenes se analizan para extraer información sobre la elevación del terreno. Es un método eficaz para cubrir grandes áreas.

Teledetección

Para obtener datos de elevación se utilizan tecnologías como el LIDAR (Light Detection and Ranging) y el RADAR. El LIDAR, por ejemplo, utiliza un láser para medir la distancia entre el sensor y la superficie, creando modelos digitales de elevación detallados.

Modelos digitales de elevación (MDE)

Los datos de satélite se utilizan para crear representaciones tridimensionales de las elevaciones. Estos modelos suelen utilizarse en programas informáticos de Sistemas de Información Geográfica (SIG) para generar curvas de nivel.

Definir la equidistancia entre curvas de nivel es fundamental. Esta elección depende de la escala del mapa y del nivel de detalle requerido. Por ejemplo, en un mapa topográfico a escala 1:50000, la equidistancia es de 20 metros.

Además, las cartas también pueden representarse como un mapa hipsométrico, que representa la variación de altitud de una zona en relación con el nivel del mar mediante una escala de colores. Cada color representa un intervalo de altitud en metros e indica la altura o profundidad de una zona.

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